martes, 1 de abril de 2014
¡Ahora son 401!
Por Helí Herrera Hernández
plazacaracol@hotmail.com
Twitter: HELIHERRERA.es
Xalapa lleva décadas padeciendo el acoso del grupo denominado 400 pueblos. Desde los ochentas su dirigente Cesar del Ángel ha popularizado su movimiento en la capital del Estado de Veracruz por los plantones que venía a realizar frente a palacio de gobierno, donde permanecían por semanas hasta que las autoridades en turno le cumplían sus caprichos.
Cesar ha sido toda su vida ave de tempestades; se ha visto involucrado en infinidad de movimientos sociales donde lamentablemente han resultado hombres y mujeres muertos. Su popularidad creció a raíz del movimiento cuprero del estado de Guerrero cuando un 23 de abril de 1967, al celebrarse las elecciones internas para seleccionar al Presidente de la Unión Regional de Productores de copra del Estado de Guerrero se suscito una balacera que arrojo, según cifras oficiales, 27 personas muertas y 37 heridas, siendo del Ángel Fuentes diputado federal y asesor de uno de los grupos en pugna.
En el estado de Veracruz toda su vida se ha dedicado a invadir ranchos pero no para entregárselos a campesinos, jornaleros o peones asalariados sin ella. A finales de los ochenta y principios de los años noventa fue un verdadero dolor de cabeza para los gobiernos de Fernando Gutiérrez Barrios y Dante Delgado, hasta que éste último decidió encarcelarlo cuando sus seguidores asesinan al dueño del rancho “el saladero” en el municipio norteño de Tamalin.
Ese vino a ser el colofón de una larga vida de enfrentamientos con los grupos policíacos y con los ganaderos que, al ver que los gobiernos no le fincaban responsabilidades por sus actos, decidieron defenderse con guardias blancas del exdiputado federal, como sucedió en Álamo o en la palmilla, municipio de Tlapacoyan, donde cayeron muertos gentes de bien que creían en Cesar y en la lucha que les contaba.
Su inteligencia no debe subvalorarse. Su capacidad para transar con los gobiernos le ha redituado pingues resultados económicos y políticos. Patricio Chirinos por ejemplo lo deja en libertad y con Miguel Alemán llega a entendimientos económicos. Con Fidel Herrera acuerda rentarle a su grupo para los fines que aquel quiso, sin importarle la dignidad de sus huestes que innovaron en el desnudo como medio de presión para que las autoridades les resolvieran satisfactoriamente sus pliegos petitorios.
Ha hecho de Xalapa lo que ha querido. La ha denigrado cuantas veces se lo ha propuesto. Recuerdo las batallas que libro desde Diario de Xalapa su antiguo dueño don Rubén Pabello Acosta cuando el movimiento de Cesar del Ángel utilizaba el parque Juárez como baño público y la calle Enríquez y el atrio de la catedral como basurero. No me dejaran mentir los hombres y mujeres de 45 años en adelante el hedor que a propósito don Cesar impregnaba en el corazón de la capital del Estado de Veracruz.
¿Y los gobiernos de aquella época que hacían frente a estas atrocidades? Nada, absolutamente nada, pero eso si, que no fueran movilizaciones de campesinos y obreros ligados algún partido político de izquierda porque con tolete en mano las fuerzas policíacas llegaban a corretearlos. A ellos no se les permitía una sola invasión; un solo plantón, y una solo toma de palacios municipales o carreteras, como a Cesar del Ángel que hasta se le paga.
Nada ha cambiado. El líder de los 400 pueblos nunca ha explicado de donde saca tanto dinero para movilizar a sus huestes. De donde proviene el dinero para darles de desayunar, comer y cenar. Quien da el dinero para pagarles sus días porque hoy sabemos que ni son campesinos, ni son ejidatarios a los que trae, sino gente asalariada que se renta por día.
¿En cuanto les habrá comprado su dignidad a esas mujeres y viejitas que tanto en la ciudad de México como en Xalapa se encueran para hacer más vistosa su protesta?
Y lo más importante para Cesar del Ángel es que su influencia política sigue creciendo en Veracruz, porque gracias a esos desnudos su hijo Marco Antonio del Ángel es diputado local por esa simbiosis perversa de priístas connotados que cuando les conviene son tricolores y cuando no Verdes.
Pero no solo eso, sino que hoy a sus huestes se ha sumando el exsecretario de gobierno de Fidel Herrera y exprocurador de Justicia del actual ejecutivo Reynaldo Escobar Pérez, quien ya anda con el y sus correligionarios como abogado patrono, cumpliendo creo yo con la instrucción de alguien, muy superior a él para que lo asesore en todas sus tropelías.
No me cabe la menor duda que don Cesar lleva sexenios gozando de las mieles de los gobernadores en turno. Hasta donde llegará su poder que en la semana pasada que se manifestaron en la plaza Lerdo, el secretario de gobierno Erick Lagos bajo a platicar con el, ordeno unas sillas cómodas para ponerlas en la plancha y sentarse a dialogar con del Ángel y Reynaldo; una mesa de centro, fotógrafos para la placa y si hubiera querido Cesar hasta los lecheros de la parroquia y las canillas hubiera mandado a comprar Erick, con cargo a nuestros impuestos, claro está.
Ya quisieran los inconformes de Jalcomulco, Tlapacoyan o Jalacingo cuando se manifiestan para protestar por las hidroeléctricas en la misma plaza, ya no que los bajara a atender Lagos, sino que los recibiera en su oficina o, de perdido, que fuera Marlon o sus secretarios de ambos a dialogar con ellos.¡La vara no es la misma!.
Así es que el famoso movimiento de don Cesar del Ángel Fuentes a partir de ese día ya no se denomina Los 400 Pueblos, sino “”Ahora son 401” con la inclusión de Reynaldo, cuya placa fotográfica sentado en la plaza Lerdo con el secretario de gobierno y del Ángel ha generado en las redes sociales infinidad de comentarios, que seguramente usted lo esta recordando en este momento.
La pregunta que miles de xalapeños se hacen es ¿se manifestará igual el nuevo miembro que sus correligionarios?
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